Un premio al trabajo y objetivo cumplido. En cualquier plaza del mundo el torneo de Primera debería servir como plataforma de prueba para aquellas promisorias figuras que sueñan con un futuro profesional. Pero también que en Mendoza eso no estaba ocurriendo.
La gran tarea de juveniles como Rodrigo Scattareggia, Ignacio Troglia o Bruno Fornari, tres puntales de nuestra legión en los torneos más importantes del país, demuestra que cuando el trabajo está como cuestión primordial los éxitos tarde o temprano terminan acompañando. La situación de algunos jugadores de Primera que se cayeron en los albores del torneo se debe a ello y es una luz de alerta. Ya no alcanza el nombre para ganar partidos. Los chicos han crecido y vienen con hambre de gloria. Es verdad que los más grandes necesitan trabajar y ocupar sus tiempos en otras actividades que no son entrenarse, pero también que hay muchos que han dormido en los laureles que supieron conseguir en épocas doradas que ya comienza a ponerse amarillas, como las hojas de los diarios con el paso del tiempo.
Un ejemplo. Los chicos de Rivadavia estuvieron durante todo el torneo de Primera viendo los partidos, aprendiendo, pudiendo dialogar con sus profesores de algunos aspectos tácticos. Ese es un ejemplo para todas las escuelas de tenis de la provincia. Esto debería ser una constante pero lamentablemente estamos acostumbrados a ver finales sin gente en las tribunas, con los dos protagonistas sólo seguidos por su familia y a veces ni siquiera ello.
Este también demuestra lo importante que es llegar con jugadores de jerarquía al interior de nuestro terruño. Por eso hay que destacar la buena labor de la Federación en este aspecto, en darle a todos los clubes las mismas oportunidades.
Pibes del Court
El lugar de reunión de todos los amantes del tenis mendocino...
domingo, 1 de julio de 2007
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