Pibes del Court

El lugar de reunión de todos los amantes del tenis mendocino...

viernes, 8 de diciembre de 2006

A PROPÓSITO DE LA DAVIS




Por WALTER VARGAS
Especial para PIBES del Court

Susceptible de ser tomado como un consuelo menor o incluso como una burda expresión de un fracaso malamente maquillado, el desempeño del equipo argentino de la Copa Davis interpela el cinismo noventista de winners y losers y desplaza la lupa hacia los protagonistas y sus circunstancias.En efecto, desde el punto de vista del examen pendiente (Argentina no pudo ganar la Davis ni con los dos mejores jugadores de su historia juntos, y en plenitud) y de la materia prima disponible entre 2005 y comienzos de 2006, podría deducirse que contentarse con llegar a la final sabe a poco.De hecho, hace casi un lustro que la cátedra, propia y ajena, encuentra en el equipo argentino a uno de los mejores del globo y lo sindica como un candidato natural a quedarse con la preciada Ensaladera de Plata.Pero hace casi un lustro, asimismo, que por h o por b los equipos argentinos amagan más de lo que consuman, se quedan el camino y, por añadidura, reponen la fatal alegoría del cinco para el peso.Tan sugestiva es la secuencia de aspiraciones frustradas que cuanto menos cabría abrir un interrogante, dejarlo circular y renunciar a la tentación facilista de zamparles a nuestros cracks de la raqueta la dudosa honra de los campeones morales.Sin embargo, tomar un camino pretendidamente riguroso, remiso a concesiones demagógicas y patrioteras, tampoco supone fomentar la idea de que el ganador es el guapo de la cuadra y el perdedor un flojo de espíritu o un careciente de no se sabe qué.Digámoslo así: en estos tiempos Rusia es tanto o más poderosa que la Argentina, la Davis le va como anillo al dedo y en su casa su rendimiento crece sensiblemente.Ni hablar si los nuestros afrontan la final con un jugador, como David Nalbandian, capaz de ser homologado al as de espadas, o en todo caso al as de bastos, pero con otros tres que, por respetables que sean, lejos están de configurar algo siquiera parecido a la garantía.Juan Ignacio Chela, Agustín Calleri, incluso el muy evolucionado José Acasuso, son jugadores acostumbrados a estar en el top 50 del ránking y en un buen día pueden imponerles condiciones al más pintado, pero en ningún caso representan ese segundo jugador capaz de beberse los vientos.Valga este dato: salvo Nalbandian, no integraron el equipo ninguno de los top ten de que dispuso la Argentina últimamente.Guillermo Cañas se quedó afuera por falta de puesta a punto, Guillermo Coria atraviesa el peor momento de su carrera, Mariano Puerta está suspendido y Gastón Gaudio da toda la sensación de transitar un tobogán de irremediable aburrimiento.Entonces, si Alberto Mancini jamás pudo echar mano al equipo soñado, si llevó a Moscù lo mejor de un menú relativamente modesto, quiere decir que más allá de este o aquel error (incluso más allá del opaco rendimiento del dobles) el equipo argentino dio el máximo, le generó zozobras a un gran rival y se ganó un reconocimiento a salvo de caprichos y crueldades.¿Que hubiera sido grato ganar la Davis de una vez por todas?Desde luego que sí.¿Que no todos los días se presenta la oportunidad de jugar la final? Por supuesto.¿Que se estuvo muy cerca? También.Ahora, una cosa son la frustración y el desencanto y otra el pataleo exitista y ramplón.Hay maneras y maneras de perder, y entre esas maneras revisten campeones formales, administrativos, sin épica, y perdedores dignos, airosos, conmovedores. Pues a esta galería ingresaron los leones de Moscú.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este espectacular esta columna... Además, quería decirte que el blog está espectacular... ASí falta una cosa así en Mendoza